Andan las cadenas privadas insistiendo otra vez con eso de que las públicas no deberían tener publicidad y, al paso que vamos, llegará un día en que hasta es posible que alguien les haga caso y tanto TVE como las autonómicas dejen de estar financiadas por los anuncios de toda la vida (presupuestos del estado aparte). Temo ese día, porque entonces significará que los ciudadanos empezaremos a pagar más dinero por esos canales, canales que a día de hoy y con la oferta que tienen serían perfectamente prescindibles, si es que nos dan a elegir entre quitarlos o pagar por ellos un canon o dotar una partida mayor de los presupuestos generales del estado.
Quiero decir con esto que si las cadenas públicas, especialmente TVE, van a dejar de tener financiación por publicidad y por tanto nos van a costar mucho más dinero a los españoles, el concepto completo de televisión pública deberá cambiar y pasar de ser una televisión más que compite con las grandes y quitando, moviendo, comprando, programas que todo el mundo quiere, a ser otra cosa distinta donde, con la misma subvención que tienen ahora, se apañen. Probablemente con este planteamiento la calidad de los programas se vería reforzada, pues ya sabemos que no siempre los mejores programas son los más vistos y por tanto los más accesibles desde el punto de vista del precio, de modo que habría mucha gente que saldría ganando.
Habría que estudiar también, si llegáramos a este caso, a quién se le dan los programas de producción ajena, pues no es tan sencillo como elegir a dedo, si el presupuesto que va a costear el España Directo de turno sale únicamente de las arcas del Estado y entonces ya tenemos lio y meses de deliberaciones, para una decisión que hoy en día se toma en unas semanas y que, si no funciona, se retira en dos días de malas audiencias.
Conclusión: si me lo preguntan a mí, yo dejaría las cosas como están o quitaría las televisiones públicas del todo, al fin y al cabo, de aquella teoría que afirmaba que la televisión estaba para «informar, educar y entretener» solo nos queda esto último y para eso vale cualquier formato de gestión (y a veces ninguna).
Yo voto por el modelo «Radio 3» aplicado a la televisión. Eso implica bajo presupuesto, sin publicidad y cubriendo áreas que las emisoras comerciales no cubren.