Ha nacido Cuatro y la verdad es que la traca inicial ha sido bastante pobre: la famosa transición de Canal + a Cuatro ha sido un poco desangelada, creo que el canal saliente hubiera merecido algo más despues de quince años de vida, aunque sólo hubiera sido un homenaje a esas líneas codificadas que ya nunca más volveremos a ver y que tantos chistes tontos y anécdotas han suscitado. Ya sé que sigue en su emisión en satélite pero no es lo mismo.

Por otra parte, que sea el guiñol de Michael Robinson el que haga la transición me ha resultado llamativo, un personaje gracioso pero que no deja de ser un comentarista deportivo que se ha ganado un puesto por lo gracioso que era oirle hablar mal en castellano. Y nos cuenta lo que hay que hacer para ver el canal que ya estamos viendo ¡pero si lo estamos viendo! Aunque bueno, a la vista de comentarios que he escuchado estos últimos días, incluso de gente que trabaja en la propia televisión, igual no era mala idea explicarlo.

Después una bienvenida de Gabilondo y algunas de las estrellas de la cadena extraidas del día de la presentación del canal: con unos movimientos de cámara muy extraños, muy poco naturales y casi tan encorsetados como los propios presentadores.

Y desde ese momento (solo se habían consumido unos cinco minutillos) y hasta tres minutos antes del inicio del informativo, sólo nos han puesto una promo destrás de otra y eso en televisión nunca da buen resultado y en concreto este tipo de promos, en las que la lectura predomina sobre el ritmo o la acción trepidamente, todavía menos… me pregunto cuantos espectadores habrán perdido en los primeros diez minutos de emisión.