Veo poco TVE y, cuando la veo, he de reconocer que lo hago casi por inercia, sin pararme a pensar qué hora es o cuándo cambiaron algunos contenidos de sitio o de hora de emisión. Es por ello que ayer me llamó la atención que antes de Masterchef se emitiera Viaje al centro de la tele como programa de relleno.

¿Cuánto tiempo lleva esto emitiéndose así? ¿Cuánto han durado las intenciones de la cadena pública de permitir que sus espectadores se vayan a la cama pronto, acabando su programación antes de las doce de la noche? No es que Masterchef fuera a cumplir nunca este horario dada su duración, pero está claro que la audiencia agradecería que empezara a las 22:00, aunque fuera para reengancharse antes al ya imprescindible Al rincón de pensar, que se supera cada semana en el late night de Antena 3.

Nunca he tenido yo demasiado reparo en que los programas del prime time empiecen a las 22:30, de hecho, estoy tan acostumbrada ya, que el adelanto en su momento de El ministerio del tiempo me supuso un problema de organización mental y una de las noches solo los comentarios en twitter consiguieron que lo recordara. Pero una cosa es que la cadena opte por estrenar su oferta más potente a una hora u otra, según convenga a sus incomprensibles objetivos, y otra muy distinta que, decidiendo hacerlo a las 22:30, no se molesten en ofrecer nada competitivo en los veinte minutos anteriores al comienzo del programa, utilizando reposiciones de relleno.

Más absurdo es cuando se ha planteado toda la parafernalia del símbolo «Este programa termina antes de las doce de la noche» como un ejercicio saludable para la población y un acto de responsabilidad por parte de la cadena. Un desatino más en la larga lista de absurdas decisiones por las que se rige hoy en día nuestra querida televisión pública.

Por decir algo positivo, Viaje al centro de la tele es una entretenida manera de ofrecer un programa de imágenes de archivo, aunque su sitio no sea el access prime time.