Vaya cañita que le meten hoy a Javier Sardá en la prensa, concretamente en la columna de El Mundo, mal llamada blog, y titulada El Descodificador. La he leido y coincido con ella plenamente, pero es que además he visto el post en La tribuna de El Super y no he podido evitar comentarlo yo también.
Lo cierto es que yo no veo Crónicas más de diez o quince minutos y mientras espero a que empiece alguna otra cosa o en las pausas de publicidad de Urgencias o Buenafuente. Entiendo que hay que verlo por eso de que hay que ver de todo para saber que se cuece, pero también es cierto que desde hace un par de años es infumable e inaguantable, especialmente por el ruido, las voces, los insultos y la imposibilidad de entender lo que dicen cuatro personas hablando al mismo tiempo, sin olvidar la saña rayando en el absurdo que dirigía hacia ciertos políticos en un ejercicio de odio personal bastante fuera de lugar, independientemente del signo político de unos y otros.
Sardá ha abusado de todo y de todos, se ha aprovechado de muchas personas, me viene a la mente Tamara, Cristal o como se llame ahora, a la que convenció de que era una gran artista y ha llevado a la locura total, convencida de que es una gran estrella, por mencionar una sola de sus víctimas.
Nadie sabe a ciencia cierta por qué abandona el barco ahora, pero me atrevo a afirmar que ha empezado a darse un poco de vergüenza a sí mismo y ha decidido marcharse antes de no poder mirarse al espejo, cosa que hace tiempo debería haber hecho (lo de marcharse).
Dentro de unos años volverá, esperemos que más sosegado y más centrado. Esperamos que para entonces la televisión haya cambiado un poco y las audiencias no se ganen con gritos y descalificaciones porque mi titular de este post no tiene doble sentido; en verdad creo que Sardá es un gran profesional y que la televisión en directo pierde mucho con su partida, lo malo es que hace ya mucho que se perdió el gran profesional y sólo quedaba un enfermo.
Sólo hay una cosa que me apena de que se vaya y es que hubiera sido mucho más divertido ver como Buenafuente ganaba la partida.
Olé