Hay realities y realities, hoy que la huelga de Telecinco nos ha obsequiado con la imposibilidad de ver Gran Hermano, la dosis diaria de telerealidad me la ha dado Donald Trump y su «Aprendiz» que emite People and Arts.
¡Que programas tan distintos! en uno se vaguea y se premia la rareza y la conflictividad, poniendo a los protagonistas en situaciones extremas. En el otro se premia la excelencia y vemos a personas que realmente valen la pena profesioanlmente hablando, con impresionantes carreras y formación y con un futuro prometedor.
Además, al margen de que Donald Trump sea un tipo peculiar, no deja de ser una experiencia impresionante para cualquiera que pase por el programa, es como si pusieramos a dieciseis de los más brillantes aspirantes a ejecutivos de España a trabajar para Botín o Amancio Ortega y que encima nos dejen grabar todo el proceso para televisión. Todo un master para los que lo hacen, pero también para los que lo ven y así pueden ver como son algunos procedimientos, tipo cursillo CCC.
Resumiendo, el programa es entretenido pero no me cabe duda de que el programa hecho aquí también lo sería, aunque también tengo claro que ningún empresario serio iba a querer hacerlo… tal vez Ruiz Mateos se apuntaba, entre el fútbol, los flanes, el jerez… ah, que he dicho serio 😉
Pésimos programas como «El aprendiz», de seres megalomaniácos, lights, taimados como el propio Donald Trump -vaya tipo tan artificial-. Diversión de esta naturaleza hace que la gente se olvide de lo que sucede en la vida real, no de la insípida que anda en los mundos de ejecutivos jóvenes (yuppies) que sólo son nombres en tarjetas de presentación, y que, eso sí deafortunadamente insiden en que esta vida sea tan asimétrica: Hijos de las megacorporaciones no les envidio ni un centímetro de su confort, deveras. Y personalidades psicopáticas como las de Omarosa me son francamente interesantes para ser estudiadas.
Saludos amables, de verdad, de:
H.L.