Sé que muchos estaréis esperando de mí que cuente cómo vi el estreno de LEX de anoche, pero he de reconocer que me traje un estupendo catarro de Islantilla que me da fiebre por las noches y que me tira en la cama todos los días a las diez como si hubiera estado protagonizando las noches de la NBA yo solita así que, aprovechando que los buenos chicos de Antena 3 no le tienen miedo a la red y me lo cuelgan todo en la web, le dedicaré el tiempo y la salud que merece esta misma tarde.
Mientras, voy a aprovechar para comentar el último culebrón de la tele, que no por previsible me parece menos lamentable: Anita Obregón y su numerito de ayer, cuando convoca una rueda de prensa para presentar su participación en Hospital Central y no permite el acceso a las cámaras de televisión ¿ein?
Dejando al margen sus dotes de actriz, si la serie debería dedicarse a contratar a actores de calidad para aumentar su caché o a personajes con tirón mediático independientemente de su categoría moral (no olvidemos lo bien que le ha funcionado Britney Spears a los de Cómo conocí a vuestra madre en uno de los peores momentos de imagen de la chica), lo que me parece indecente es que se permita que esta señora se haga la dueña de la serie durante unos días, llevando a actrices como Patricia Vico o Fátima Baeza a tener que entrevistarse con la prensa en la puñetera calle sólo porque la señorita había vetado a las cámaras de televisión.
Evidentemente de todo este follón no tiene la culpa Ana Obregón, sino aquellos que teniendo la sartén por el mango, lease Estudios Picasso y Telecinco, le consienten que se comporte como una niña malcriada y haga de menos a profesionales de verdad que cada dia trabajan para hacer de la serie el producto de éxito que lleva siendo año tras año. Desde luego, si yo fuera uno de los actores habituales de Hospital Central estaría muy pero que muy mosqueada.
Bien, esta pobre y patética sombra de lo que fue ha caido en la trampa de su personaje interpretando a una bióloga. Qué estridencia, que carcajada, ni se ha enterado del «gool» que le han metido por la escuadra de su ego.
Víctima de sus fabulaciones ha hecho de segunda de su promoción para los creativos sin escrúpulos de una serie de discutible calidad.
Pobre Anita, de codearse con Spielberg a reclamo de una serie de la televisión que nos ha tocado sufrir en estos tiempos Rococó.