En su esfuerzo por hacer de la ceremonia de entrega de los EMMY, no sólo un momento de celebración para los mejores profesionales de cada categoría, sino también un buen espectáculo televisivo, los directores de la gala de este año han decidido pregrabar la entrega de algunos premios, importantes pero con protagonistas desconocidos para el gran público, y dotar así de mayor ritmo a la gala, al tiempo que se incrementa la presencia de caras conocidas que puedan atraer a la audiencia.
Entre estos premios que se verán relegados a una mera pincelada pregrabada, están los de los guionistas, profesionales de primera línea, fundamentales en el éxito de un programa de televisión y que consideran este gesto una afrenta, una falta de consideración y casi un insulto mayúsculo que llama a la rebelión.
El rechazo provocado por esta medida entre determinados sectores de profesionales es perfectamente comprensible, sobre todo cuando se ven sustituidos por lo que consideran ser personajes de medio pelo, protagonistas o presentadores de realities, muy conocidos pero poco valorados profesionalmente.
Trabajando en televisión, estos profesionales que se han visto menospreciados ya deberían estar acostumbrados a que este tipo de cosas pasen, a que en este medio lo importante son los resultados de audiencia y a que hay trabajos que, aun siendo fundamentales, tienen la desgracia de no ser reconocidos como merecen cuando otros, que beben directamente de estos, se llevan todos los laureles del éxito (ojo, también del fracaso cuando ocurre).
Quizá sea precisamente este hecho el que haya hecho saltar todas las críticas; cuando hay guionistas trabajando mes a mes sin casi reconocimiento, el breve instante de popularidad que le otorga la ceremonia de entrega de los EMMY es probablemente el momento de resarcimiento de todo un año de trabajar en la sombra y, cuando de pronto este mínimo instante desaparece, es como si ya no quedara nadie valorando su duro trabajo.
Lamentablemente, las audiencias siguen mandando y la necesidad de hacer un programa de televisión competitivo es tan grande que se cometen estas injusticias. En muchos casos, la competencia por el mercado es incompatible con determinados programas de televisión, por la propia naturaleza de la audiencia, un defecto del sector televisivo que ha existido siempre y que sólo pueden pasar por alto los canales de servicio público, despreocupados por los datos de audiencia. Pero claro, ¿querrían los profesionales de la televisión americana que la gala de los EMMY se emitiera en PBS?.
ACTUALIZACION (12/08/2009): Pues vaya, parece que al final la presión de los guionistas ha logrado que sus categorías no queden relegadas a un breve espacio pregrabado.
No se a vosotros pero a mi me ABURREN un montón las entregas de premios: no veo los Oscar, Los Emmy, ni los TP de oro aunque sean los únicos programas de tv….