Acabo de volver de pasar una semana en San Francisco. Esperaba poder ver mucho la tele y de hecho me puse al día con algunas de mis series favoritas para poder ver los episodios nuevos allí, al genuino ritmo americano, algo que lamentablemente no he podido hacer con ninguna de las series porque, a la hora en que se emiten allí, andaba por la calle, cenando a la hora española. Podía incluso haberlas seguido desde el servicio de pago por visión del hotel, que incluía algunas de las series más conocidas de la televisión o a través de Hulu, que aproveché mi auténtica IP americana para curiosear, pero al final lo único que he visto ha sido daytime TV y, por supuesto, Oprah.
Creo que si viviera en EE.UU. estaría enganchada a la ABC, casi todos los programas que recordaba de mi paso por el país hace ya casi diez años están en esta cadena y lo curioso es eso, que siguen estando, desde Regis and Kelly (antes Kathy Lee) hasta la mencionada Oprah, pasando por The View y los culebrones mañaneros One life to live, All my Children o General Hospital.
Por la mañana es curiosa la sucesión de programas idénticos en una misma cadena, puedes ver el equivalente a De buena ley en varias cadenas, varias entregas seguidas o la versión matrimoniadas, puedes encontrar repeticiones de series del prime time como CSI, Bones o Caso Abierto (cuya protagonista en versión original nada tiene que ver con la descafeinada versión española) y, en la mencionada ABC, puedes engancharte a tres culebrones seguidos sin pestañear, emitidos tan seguidos que apenas hay transición entre ellos y para un nuevo espectador como yo cuesta darse cuenta de que has pasado de uno a otro hasta un par de días de visionado, un par de días en los que logran engancharte al trilladísimo argumento, pese a lo pobre de su producción y lo predecible de sus tramas.
Antes de esto, programación de actualidad comentada por conocidas caras de la televisión americana, como Oprah Winfrey en el programa The View, donde cuatro mujeres comentan las noticias del día acompañadas de una invitada, a la que no dejan hablar mucho, es el caso de Caley Cuoco, que difícilmente podía meter baza entre las presentadoras habituales del programa. Antes que ellas, la pareja Regis y Kelly, con un guionizadísimo programa, comentan sus opiniones personales sobre las noticias del día, nos cuentan sus planes para la jornada e incluso se vacunan en directo contra la gripe A. Y en los dos programas, entrevistas a celebridades de actualidad, como Uma Thurman que estrena película o Tina Fey con motivo del estreno de la nueva temporada de 30 Rock en la cadena rival. En estas entrevistas te das cuenta de la diferencia que hay entre ver a los famosos entrevistados en «su casa» o verlos fuera, donde difícilmente harán bromas personales o se encontrarán cómodos, aunque sólo sea por la frialdad que supone hacer una entrevista con traductor por medio. A la misma hora en otras cadenas, las versiones americanas del incombustible El precio justo, La ruleta de la suerte o Allá tú.
La publicidad a estas horas de la mañana es casi toda de medicamentos o productos sanitarios, desde las Tena Lady, que también existen allí, hasta Cialis, que en EE.UU. no es un contenido de los mensajes de Spam sino un muy publicitado producto más.
Y todo ello acompañado por los inevitables cortes informativos con noticias «urgentes», tanto si un día hay tormenta y recomiendan no salir de casa, mucho menos en coche, como si hay un niño volando en un globo casero y las autoridades cierran el espacio aéreo en su estado.
Me ha dado pena no ver más, especialmente prime time, pero había mucho que hacer en la ciudad y no era cuestión de quedarse metida en el hotel. En cualquier caso, la impresión general ha sido la de que en diez años no han evolucionado mucho, salvo por la inclusión de participación de los espectadores vía twitter, el resto parece tal cual lo dejé hace un tiempo, hasta los presentadores parecen no haber envejecido.
Ojalá pudiera ver todos esos programas de entrevistas, siempre nos quedará Youtube. Por cierto, en videos de «The View» que he visto, es cierto que las presentadoras hablan mucho, pero he visto a invitadas que tamién han hablado mucho, hay que saber imponerse.
Por cierto Susana, a que te refieres exactamente con «Caso Abierto (cuya protagonista en versión original nada tiene que ver con la descafeinada versión española»?
Un saludo!