Este pasado domingo se filtraba en la red el primer episodio de la última temporada de Perdidos. Como locos, muchos de nosotros nos lanzábamos a descargarlo, ansiosos ya por obtener alguna respuesta y, en mi caso, tristes por saber que esto ya se acaba y que pasarán años hasta que veamos otro fenómeno parecido.
Sin embargo, mientras tenía el torrent funcionando a tope, caí en una información que decía que el episodio en cuestión era una grabación cutre hecha con un móvil en el preestreno hecho hace unos días, con la consiguiente falta de calidad de imagen y casi imposible definición de otro sonido que no fuera el de quienes rodeaban al individuo grabador. Automáticamente recuperé el archivo y me limité a borrarlo, pensando el poco sentido que tiene ver algo así.
Puedo entender que alguien ansioso de lanzar spoilers con mala leche se moleste en ver la grabación, pero no se me ocurre una sola persona en sus cabales a la que le guste la serie que tenga el más mínimo interés en desperdiciar lo poco que nos queda de ella viéndola de esta manera. Basta esperar dos días para disfrutarla con la máxima calidad pero es que, incluso si este episodio se hubiera filtrado hace meses, a mí no me merecería la pena verlo así.
Tengo la impresión de que no soy la única que ha preferido esperar a cambio de disfrutar de una experiencia completa porque, de lo contrario, la red estaría hoy plagada de spoilers en todas las páginas de televisión y no he visto ni uno ¡gracias, gracias, gracias!
Yo también doy gracias por no exponer tan a la vista los spoilers. Tuve la tentación pero ni siquiera me lo descargué ni ví esos primeros minutos que también se filtraron por otro lado.