Ayer Neox estrenaba lo nuevo de la factoría chanante, Museo Coconut, un cambio en la manera de hacer humor de Joaquín Reyes, Raúl Cimas y el resto de la tropa que no resultó brillante, aunque tampocó desentonó respecto a lo que ya conocíamos de Hill Valley y este grupo concreto de profesionales.
Lo más criticado durante su emisión fueron las risas, que enlatadas no serán, pero desde luego lo parecen, en ocasiones es que ni siquiera vienen a cuento y probablemente sea eso lo que las hace parecer enlatadas, eso o que en postproducción han de estar retocadas porque se cortan al unísono de forma bastante poco natural.
Dicen los expertos que las series de humor en formato sit-com deben llevar risas para ayudar al espectador que se sienta solo frente al televisor a reir con el producto, dado que está demostrado que es mucho más difícil reir cuando una persona no se encuentra acompañada. Lo dirán los expertos en psicología o sociología, pero mucho me temo que esto no funciona igual con una audiencia que ha aprendido a ver sit-coms durante décadas y no necesita de ayuda ni indicadores. Si un gag es gracioso, es gracioso esté uno solo o acompañado y en ocasiones, son precisamente esas risas las que, enlatadas o no, pueden desmerecer una buena frase del guión.
Un adjetivo que ponerle a la serie: lenta. No sé que me pasa últimamente que todo me parece lento. El caso es que Mad Men puede ser lenta, Rubicon puede ser lenta y tener grandes silencios, hasta Lina Morgan tenía momentos de silencios y falta de acción que daban la risa, pero esto no son los 80, ni Museo Coconut es una producción de AMC así que no debería ser tan lenta.
Eso si, me gusta que en Hill Valley hayan pasado de hacer programas de sketches a producir una serie tradicional, este equipo tiene mucho talento y está bien que adopten nuevos retos, aunque por el momento sean los mismos ingredientes los que conforman el nuevo formato, cuñita de animación incluida (echaré de menos a Enjuto Mojamuto).
Me llaman la atención los chistes sobre gays, las imitaciones de tartamudos y discapacitados físicos, humor que puede llegar a ofender en un momento dado en un sociedad en la que nos hemos acostumbrado a la corrección política, en muchos casos exagerada, en otros muy lógica y en cualquier caso tan arraigada ya que nos hace sentir incómodos ante cierto tipo de bromas. Podría decir que en Museo Coconut rozan el límite, aunque creo que el hecho de que algunas cosas me llamaran la atención es indicativo de que este límite estaba rebasado.
Por cierto, que ha habido momentos en los que el conjunto me ha recordado a The IT Crowd, especialmente cuando están en el sótano ¿a nadie más le ha pasado?
En general las críticas no han estado mal, pese a que Vertele dice que las opiniones han sido muy malas y extrae una selección de comentarios de espectadores bastante descontentos, lo cierto es que las diferentes críticas que se han publicado en internet no son del todo malas y todas ellas hacen hincapié en que se trata de un producto minoritario, para aquellos a los que siempre ha gustado el humor chanante, que son un grupo pequeño pero bastante ruidoso y agradecido, lo que de por si es suficiente motivo para apoyar el producto desde televisiones como Neox.
No seré yo quién vuelva a sintonizar Neox para verla, pero estoy segura de que no tardaré en escuchar sus chascarrillos en parientes, amigos y conocidos.
Me sorprende lo de las risas, creo que está muy alejado del estilo de humor de los chanantes…
Yo me río cuando me apetece, muchas veces no me río, no porque no me haga gracia sino porque no tengo ganas (y tengo pocas últimamente), pero las risas forzadas por lo general me provocan un efecto negativo.
Aún así le daré una oportunidad, aunque la verdad es que no acabo de ver este cambio, a pesar de que creo que era necesario que evolucionaran.