Está feo decir «te lo dije», pero no puedo evitar alegrarme cuando leo noticias como esta que me dan la razón a lo que siempre he defendido en torno a la publicidad en televisión: la autoregulación por el sentido común. Cuando había apenas unas pocas cadenas, la competencia era grande, pero se podían permitir el lujo de interrumpir la publicidad con algo de contenido porque, aún perdiendo trozos del pastel, el pedazo que les quedaba seguía siendo grande. Con la fragmentación actual la cosa se ha puesto más seria y cada espectador cuenta mucho más que antes, sobre todo si tenemos en consideración que cada espectador de los que tienen audímetro representa a una numerosa porción de la audiencia.
Con el aumento de la competencia dentro del propio sector televisivo, como consecuencia del incremento de opciones para disfrutar de los productos audiovisuales que nos interesan y con la decreciente eficacia de los cortes de publicidad, las cadenas no tienen más remedio que adaptarse y ofrecer al espectador interrupciones llevaderas, cronometradas y que inspiren más a levantarse al baño, la cocina o dar un beso a los pequeños que duermen en su habitación, que a iniciar un zapping frenético por el resto de la oferta o seguir ese otro programa que, por su escasa profundidad y lo largo de las pausas de unos y otros, puede compaginarse perfectamente con la serie de turno.
Y así es como las cabezas pensantes de Telecinco han decidido que sus canales pasarán a tener bloques publicitarios de no más de seis minutos. El total de la publicidad emitida seguirá siendo el mismo, simplemente las interrupciones, aunque más frecuentes, serán mucho más cortas. Este sistema es el clásico americano, uno que podemos fácilmente intuir cada vez que esa serie que nos hemos descargado se va a negro durante unos segundos, indicando que en la emisión original hay anuncios. Al principio nos puede resultar incómodo, pues tendremos la sensación de que hay más cortes, al ser más seguidos y tener aún la sensación de que durarán eternamente, pero al cabo del tiempo debería dar mejores resultados y evitar la fuga de espectadores que, tras un largo ejercicio de zapping, probablemente ni recuerden qué canal o programa estaban viendo en primer lugar.
Puf, pues yo creo que son 6 minutos por hora ya sería suficiente. A mi no me gusta nada… publicidad.. un poco.. publicidad.. un poco… Te corta todo el hilo.
Sobre todo cuando es por la noche y estás ya en plan… «en el siguiente corte me voy a cama» Al final te acabas yendo sin ver el final. Por lo menos en mi caso.