Mientras todo el mundo se revolucionaba ayer con la compra de Wuaki.tv por parte del potente grupo de e-commerce japonés Rakuten, un movimiento sin duda importante para la empresa y para el sector en general, yo asistía a la presentación de esta información mucho más centrada en el contenido y su acceso que en la parte meramente empresarial. Era curioso estar sentada en una sala rodeada de periodistas que solo hacían preguntas de tipo financiero, como la cantidad por la que había sido adquirida la empresa, las cifras de negocio que manejaban unos y otro y alguna pregunta más en este sentido que a mí, a efectos prácticos, me parecían completamente irrelevantes como consumidora. Evidentemente, no soy periodista y no tengo que cubrir noticias para los diarios salmón, ni para las páginas de negocios de la prensa diaria y, aunque me alegro de que a las empresas españolas les vaya bien y considero que la adquisición por parte de un grupo tan sólido como Rakuten es una gran noticia, a mí lo que me interesa es saber cuando podré disfrutar de las películas y serie más recientes, cuanto me va a costar, cual va a ser la calidad del producto ofrecido y dónde lo podré ver. Tan sencillo como eso y a la vez, tan poco apreciado por el resto del mundo… aparentemente.
En este sentido las cosas avanzan tímidamente, pero muy seguras. Los que me seguís o habláis conmigo del tema habitualmente ya sabéis que soy de la idea, bastante generalizada, no es ningún mérito, de que la clave del éxito del sector de vídeo online está en dos simples y al mismo tiempo intrincadas cuestiones: el precio y la disponibilidad. Sobre el primero se trabaja con ahínco desde el nacimiento de i-Tunes y sus famosos 0,99, que han marcado la pauta a seguir para casi todos los sistemas de compra de música y vídeo online que han nacido posteriormente e incluso aquellos que ya existían antes de que apple hincara el diente al negocio. Un simple dólar, un euro o un par de ellos por ver un episodio o una película no es demasiado dinero para el consumidor ocasional, pero el problema sobreviene cuando el cliente es alguien dispuesto a ver horas y horas de material a diario, a picotear de aquí y de allá, alguien que quiere descubrir novedades sin riesgo, alguien acostumbrado a la libertad del P2P que, recordemos, no es otra que la libertad de la televisión tradicional, donde basta con encender el aparato para disfrutar de toneladas de programación de todo tipo, de forma completamente gratuita o con un pago fijo al cabo del mes. El buffet libre no ha venido por la red, es un sistema al que nos han acostumbrado desde el nacimiento de la televisión y con él nos hemos criado. Obviamente, el vídeo online bebe también del negocio de los vídeoclubs tradicionales, donde los usuarios pagaban solo por el contenido que consumían, unas cantidades además nada despreciables, en una época, eso sí, donde el acceso a estos contenidos era imposible de no ser a través de estos negocios y donde las películas tardaban meses y meses en llegar a las televisiones.
Desde mi punto de vista, se impone la división del negocio en dos partes igualmente potentes: de una, la del consumidor feroz que quiere tenerlo todo a su alcance sin preocuparse de ir soltando monedas por el camino, por mucho que se lo facilitemos con apenas un par de clicks y sin necesidad de recurrir a su tarjeta de crédito en cada ocasión. Es fundamental disponer de una tarifa plana para estos clientes, una tarifa que emule de la mejor manera el consumo de televisión tradicional en el que pagamos, pero apenas somos conscientes de ello. Por otra parte, es necesario también que el consumidor ocasional pueda acceder a títulos sueltos un par de veces al mes o al año, sin la sensación de estar «tirando» el dinero, por poco que sea, el resto de los meses en que no consume, al modo tradicional de los videoclubs donde, recordemos, la gente hacía el esfuerzo de rellenar sus datos para obtener el carnet que les permitía acceder a esos títulos.
La segunda parte está lograda en todos los sistemas de vídeo online que se han lanzado en España, es tan sencillo como registrarse una vez y ya podemos alquilar, es la primera, la de la tarifa plana, la que aún anda en pañales y con la que Wuaki.tv ha dado un paso importante, lanzando una oferta limitada hasta fin de junio con la que, por 4.99 al mes, para siempre, se tendrá acceso a más de 1,000 títulos de pago en la plataforma. A estos títulos hay que sumar los que son gratuitos para todo el mundo y solo quedarían exentos los estrenos, que unos meses más tarde ya formarían parte del catálogo. Sin duda una buena oferta y un avance en la percepción de calidad del servicio. Ahora solo queda avanzar en la segunda pata que hará del negocio un éxito: la disponibilidad.
Tradicionalmente, el negocio del vídeo online se ha mantenido con el cine, con el reclamo que supone tener los estrenos más recientes al alcance del mando sin necesidad de estar suscrito a ninguna televisión de pago y sin necesidad de salir de casa a buscarlos. Las ventanas de explotación se acortan y la reducción de la importancia de estos estrenos en televisión ayuda a que las distribuidoras aflojen un poco sus demandas. Hasta hace bien poco, el principal gancho para la oferta de televisión de pago era el cine, incluso las cadenas de televisión en abierto luchaban por tener los contratos más ventajosos con las ‘majors’ para ser los primeros en estrenar los grandes títulos en prime-time pero ahora, esto ya no funciona igual de bien, las plataformas de pago diversifican su oferta y las cadenas en abierto ven sus audiencias subir como la espuma con series y reposiciones de clásicos. El negocio de los estrenos ya no está aquí.
Y de la misma manera que las grandes distribuidoras van soltando sus niños bonitos y permitiendo que se estrenen en la red en tiempos realmente cortos (el objetivo es el estreno simultáneo con las salas, veremos lo que tarda en llegar), la nueva meta está en las series, esas que alimentan canales y canales temáticos y que apuran los tiempos de estreno cada vez más, llegando a forzar los doblajes antes incluso de su estreno en el país de origen, para ofrecer a los fans el contenido cuanto antes. El sistema ya está funcionando en televisión tradicional y en la propia oferta online de algunos proveedores norteamericanos, que estrenan apenas concluye la emisión en abierto del episodio. ¿Cuanto tardará en llegar esto aquí? Esperemos que no mucho, esperamos que no muy caro. Yo me apunto.
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