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Impresionante La Voz

Fecha de Publicación: 20 septiembre 2012 - 14:56   |   3 Comentarios   |   Etiquetas: David Bisbal, estrenos, jesus vazquez, La Voz, Malú, Melendi, Rosario Flores, telecinco

Esto es lo que se leía ayer en twitter de muchos de los espectadores que estaban viendo el nuevo talent show de Telecinco. La puesta en escena era, sin duda, un punto a favor del programa, con ese gran escenario, esa mano gigante presidiéndolo todo y las butacas giratorias de los jueces/coaches, que dotaban de gran dramatismo al momento decisivo de la selección de participantes.

Impresionantes también los datos de audiencia conseguidos, con más de un 30% de share, datos que no estamos acostumbrados a ver en el fragmentado panorama televisivo actual y que, sin duda, habrán hecho de la cadena un fiesta esta misma mañana.

Pese a todo y en mi siempre subjetiva opinión, el programa no deja de ser un talent show más, con mucho trabajo a sus espaldas, con mucha dedicación por parte de sus responsables y con el peso de la responsabilidad de haber invertido mucho tiempo y dinero en intentar atraer a la audiencia con algo diferente, como parece haber sido, pero no tan distinto de otras muchas apuestas de concursos de cantantes o aspirantes a cantantes.

La principal diferencia, el espíritu del programa, ese protagonismo que por primera vez se da a la capacidad del concursante de enamorar solo con su voz. No es un secreto para nadie que muchos de los cantantes de mayor éxito del mundo lo son por su aspecto más que por su voz, o por cómo este aspecto es capaz de compensar las carencias de una voz imperfecta. No siempre se trata de ser un bellezón, tener el culo desproporcionadamente atractivo o unos abdominales bien currados. A veces es simplemente un ángel o incluso ser tan desarrapado como para inspirar el instinto maternal, pero no podemos dudar que un cantante de éxito vive de mucho más que su simple voz y eso es lo que este programa pretende aislar, al menos en los castings, pues no debemos olvidar que en las siguientes fases del programa se juzga todo el conjunto, porque ya no puede uno abstraerse de ello.

Muchos de los espectadores que comentaban ayer el programa en twitter, donde arrasó mucho más aún que en televisión, valoraron muy positivamente la actitud de los coaches, nunca hirientes, ni críticos con los concursantes, siempre encontrando algo a valorar y dándoles ánimos para seguir adelante cuando no eran seleccionados. Incluso vi pasar algún comentario del tipo «¡por fin un programa blanco!» que no sé si habrá gustado mucho al Sr.Vasile y su apuesta por una tele de colores, actitud que también comparto y que precisamente echo en falta en este concurso, donde absurdamente dan la espalda a una realidad mucho más crítica de lo que el muy recordado ayer Risto Mejide mostraba en Operación Triunfo.

Hablando de jurado/jueces o coaches (acostúmbrense señores, es la palabra de moda), temo que mis fobias personales me impidan disfrutar a gusto del programa. David Bisbal es un gran artista y merece su silla por lo triunfante de su carrera pero, es tan simple hablando, tan incapaz de hilar dos frases con sentido didáctico y tan sobreactuado en todos sus gestos, que personalmente me agota. Malú y Melendi, bueno, pueden pasar y creo que este último nos puede dar grandes momentos televisivos, aparte de ser el más natural de los cuatro. Por lo que respecta a Rosario Flores, prefiero no dar mi opinión, por no ser grosera. Creo que hace falta otro tipo de estrellona en esas butacas, que lo grandioso del formato pide otros jueces, pero quizá esos no se hayan atrevido.

Podría estar toda la mañana apuntando detalles de mi opinión del programa pero, dado que únicamente hemos podido ver la primera entrega y que seguramente tenga oportunidad de hablar de él más adelante con impresiones más maduradas, voy a dejarlo aquí, no sin antes apuntar una última opinión: por primera vez no me he aburrido con una primera gala en este tipo de concursos. Pese a que ha sido largo y han pasado muchos concursantes contando sus tristes vidas (a veces parecía estar viendo un episodio de Glee), todo se ha resuelto con bastante ritmo y dando protagonismo a lo que realmente estamos interesados en ver: cómo cantan y cómo se desenvuelven en el escenario.

Pese a sus imperfecciones, me gusta como suena La Voz, yo ya he pulsado el botón.

 

 

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3 Comentarios

yo

De momento parece que va por buen camino, lo malo fue la elección de los «coaches», Rosario y Bisbal definitivamente no estan hechos para esto, Melendi puede ser digerible si no se le va mucho la pinza y Malú está bien, solo le falta meterse más en el papel. Jesús Vasquez es otro error, La Voz necesitaba un presentador fresco, Jesús ya no está para estos trotes, necesita otro tipo de programa.

M.

Me gustó del programa que, en efecto, prima la voz y nada más. Y hubo grandísimas voces. Vi mucho talento por ahí. El jurado… un poco de teatrillo que a mí, particularmente, me sobra. Me alegré mucho por la chica que estaba entre Bisbal y Melendi y dijo «Fui al concierto de Bisbal pero me quedo con Melendi». Esa chica participó en «Tú sí que vales» junto a otro chico y fue humillada por Risto, que le dijo que dejara de estudiar y se dedicara sólo a la música si realmente se lo tomaba en serio, y que no se podía ensayar por teléfono y bla, bla, bla. Y después salió Merche-si-tse-marchas a decirles básicamente lo mismo (si, doña si-tse-marchas, la que dice que sí a grandes truños y que no a grandes talentos). En fin, que me alegré por la chica porque me gustó entonces y ahí veo potencial. Lo que me tocó las narices fueron los momentos «Te vengo a consolar, qué buena eres, tienes talento». Coño, pues haber cogido. Es lo mismo que me hace a mí un jefe: «Es que eres buenísima, de lo mejor que he visto». Pues tío, dame trabajo.

Warp

Este programa consiguió que en casa un fan de Bisbal se sonrojara al verlo «actuar».

Los «coachers» dan vergüenza ajena (la Flores más, desde luego) y demuestran que su falta actual de éxito viene en gran medida porque no saben qué es cantar bien. No pueden distinguir un blues bien interpretado. En cambio, dales un poco de cantecito, por mal que lo hagas, y ya tienes el pase asegurado. La tinerfeña que cantó Georgia no es que fuera para echar cohetes, pero lo hizo mucho mejor que la señora sevillana que destrozó Qué no daría yo, incluyendo olvidarse la letra, insultando la memoria de la Jurado. Pero el flamenquito es lo que tiene, que tira mucho, aunque no sepas qué es un do.

Son tan incapaces de criticar como adular: «lo has hecho bien pero te ha faltado fuerza». Pues entonces ¿no será que lo ha hecho mal? Criticar no es herir, no hace falta hacer sangre para decir que algo está mal cantado, pero por hacer un programa «blanco» se sacrifica la realidad de lo que pasa en el escenario.

Aún peor es cuando adulan a los concursantes para que se vayan con ellos: «vamoooooos, vente conmigoooooo»… unas diecisiete veces llega a cansar bastante. Está claro que la retórica no es lo suyo, vale, pero de ahí a no saber qué más decir media un mundo. ¿Qué dicen los guionistas? Se estarán tronchando entre bambalinas por no llorar. Cómo he añorado un Risto Mejide que pusiera las cosas en su sitio.

Mención aparte la Flores, que debería hacerse mirar esa cara avinagrada: con lo que cobrará por este esperpento ya podría ser un poquito más sincera y o decir la verdad, aunque duela, o sonreír mejor. Tengo más opiniones sobre ella pero tampoco quiero entrar a trapo.

Todo está grabado de antemano y eso le quita mucha o toda la fuerza que podría desprender. Todo está preparado, montado y alambicado, es un despropósito. Las 1.500 promos con que castigaron al respetable se convirtieron en un «especial» de media hora de «cómo es La Voz». Es decir, en lugar de soltar el programa y sorprender, prefieren darnos más promo, una especie de «previously in La Voz» pero con la salvedad de que no había nada previo. Vaya tela.

Salvo a Jesús Vázquez, único para estas lides, que ha vuelto por la puerta grande y demostrando lo que sabe hacer y a algunos concursantes (pocos). El resto es pastoso, edulcorado y olvidable.

El problema de la Voz es que es irrelevante que la música sea destrozada y que los guiones sean inexistentes, es que con ese éxito tiene el síndrome Apple: qué más da si lo haces de pena cuando tienes un share que no has visto desde la Eurocopa…



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