Durante mucho tiempo el tema de los suicidios fue tabú en los medios de comunicación, se creía que hablar de ellos podía incitar a otras personas con tendencias suicidas a optar por esta terrible idea y así, no sé si de manera oficial o autocensurados, los medios no acostumbraban a hablar del asunto. Incluso la OMS tiene unas pautas para estos casos. Hasta que llego la terrible crisis que nos afecta, los desahucios que conlleva y sus víctimas desesperadas, incapaces de enfrentarse a la terrible situación. Y los medios ya no pudieron darle la espalda más, necesaria como consideran la denuncia desde sus platós, de situaciones desesperadas como las que se dan a diario en nuestras calles.
¿Qué ha cambiado? ¿Es el hecho de que los suicidios sean todos por la misma causa suficiente para que la denuncia televisiva se haga real y deje de esconder una realidad que tantas veces ha destruido a personas y familias?. Si antes dábamos por buena, o mejor dicho, los medios daban por buena, la autocensura amparada en que la salida más desesperada no debía ser amplificada en los medios «por no dar ideas» ¿acaso no se está ahora cayendo precisamente en el error que antes se buscaba evitar?
Soy de la opinión de que nada debe ser censurado en cuestión de información, que un dato como la causa de la muerte de alguien relevante, bien por ser conocido o por las propias circunstancias del fallecido, debe ser tratado con el mismo respeto que el resto de información alrededor del hecho, pero nunca ocultado. Si se trata de una información de interés, esconderlo con eufemismos y misterios no me parece la mejor idea, pues solo alimenta especulaciones que terminan por faltar al respeto de quién ya no puede defenderse.
Sin embargo, sí considero que la manera en que se tratan este tipo de noticias puede exigir un cierto grado de delicadeza mayor, para no provocar en personas en situaciones similares siquiera que se les pase por la cabeza hacer lo mismo y, por tanto, casi se antoja imprescindible mencionar el hecho, pero no intentar indagar en los motivos. Así, cuando una persona decide abandonar a su familia y su vida entera por no poder soportar la presión de unas deudas o unos procesos judiciales que no puede afrontar, preguntar a sus familiares y amigos si con este hecho se salda la deuda o se cobran seguros de vida es de una insensatez y una irresponsabilidad sin precedentes, pues todos sabemos que no es así y muchos en la misma situación y con poca formación pueden ver el cielo abierto y la solución a los problemas de aquellos a los que más quiere.
Pues esto mismo ha pasado esta semana en un programa matinal de máxima audiencia, cuya presentadora hacía este tipo de preguntas sin explicar a continuación que, de haber sido esos los motivos, habría sido un terrible error, pues ni las deudas se extinguen con la muerte, ni los seguros de vida cubren la circunstancia de una muerte autoinflingida. Citar estas dos posibilidades me parece tremendo, una barbaridad descomunal y una actitud sancionable, mucho más enérgicamente que enseñar una teta en horario infantil o decir cuatro palabrotas.
Cuando se escuchan y ven algunas cosas, una llega a plantearse si los profesionales de algunos medios están preparados para enfrentarse a las situaciones de las que informan… o desinforman. Para hacerlo así, casi mejor que te autocensures.
Dos palabras: efecto Werther (http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Werther). Lo ideal sería como bien dices tener conocimiento de las causas en pro de la libertad informativa pero la experiencia ha demostrado que esa autocensura salva vidas. No os queráis imaginar la cantidad de vidas que se perderían si mañana apareciese en algún medio de comunicación que alguien se ha suicidado arrojándose a las vías del tren.