No lo puedo evitar, es meterme en la cama cada noche y poner la tele un ratito esperando encontrar alguno de los programas de subastas de trasteros que se repiten en varias cadenas de TDT a partir de la medianoche. Donde antes uno se entretenía con teletiendas ofertando las cosas más absurdas del planeta, ahora puede elegir si quedarse colgado con la sociología detrás de las puertas de un trastero americano o la psicología que arrastra a un acomplejado británico de estar encerrado en su casa a salir en un programa de las características de Cuerpos Embarazosos.
Podemos intentar analizar a los protagonistas de estos programas y sus peculiares motivos para salir en la tele o darnos la vuelta y preguntarnos ¿qué hace que este tipo de programas tengan tanto éxito y nos entretengan con cuestiones tan aparentemente banales y en muchas ocasiones absurdas?. En Vaya Tele tienen toda una serie de entradas dedicada a analizar programa por programa qué tienen estos docurealities que nos atrapan y yo voy a aportar mi granito de arena contando por qué los programas de trasteros en venta me ayudan a conciliar el sueño cada noche.
– Los contenidos de los trasteros: la primera razón que hace de estos programas un atractiva sorpresa es el propio concepto de comprar un trastero cuyo contenido desconoces, esa capacidad de los compradores de intuir qué se esconde tras cajas y muebles apilados en unos pocos metros cuadrados y la sorpresa al levantar el telón metálico y empezar a escudriñar su interior. Descubrir además que la gente guarda con el mismo desinterés una bolsa de basura mezclada con ropa y libros que un carruaje de principios del siglo pasado es sorprendente.
– La personalidad de los subasteros: una vez familiarizado con el programa, el espectador es capaz de reconocer el tipo de personalidad que se esconde tras cada uno de los compradores protagonistas y así reconocer cuales serán sus trasteros favoritos, qué buscarán en cada habitación y qué les volverá locos a la hora de subir sus pujas. Un necesario punto de conexión personal con los protagonistas.
– Los precios que se consiguen por cosas sencillas: una de la cosas más sorprendentes del programa son los precios que calculan poder conseguir por cada uno de los trastos que encuentran, ya sean sofás raídos o herramientas oxidadas. Cuando empiezan a sumar dolar a dolar lo que dan por sentado poder conseguir al vender el contenido del trastero, uno se da cuenta de lo diferentes que somos y la cantidad de dinero que tiramos a la basura por una cuestión tan sencilla como no tener costumbre de comprar y vender en tiendas de segunda mano. Somos sociedades tan distintas que verlo reflejado de una manera tan natural no puede evitar sorprenderme.
– La historia detrás de muchos de los objetos encontrados: este es sin duda uno de los puntos más llamativos de estos programas en los que se llegan a encontrar verdaderas joyas de anticuario valoradas en miles de dólares. Llama la atención el valor que le dan a cosas para nosotros corrientes, esas que desdeñamos porque hemos visto desde siempre en casa de nuestros abuelos y se nos antojan antiguallas despreciables, son para los americanos verdaderas joyas a conservar, restaurar o vender a precio de oro. Pero además, encuentran almacenadas algunas cosas increíbles, como el mencionado carruaje de principios de siglo, pistolas de la época de las diligencias o herramientas para tatuar de antiguas tribus indias cuya historia nos cuentan de forma amena y sencilla.
Telerealidad, sorpresa, historia ¿cómo no va a ser entretenido?
Es un programa original y te das cuenta del valor de las cosas que tienen muchos años y estan por casa…