Ayer se estrenaba en Cuatro el último proyecto de producción propia de la cadena, un proyecto que muchos han visto como el primero de una nueva etapa en la que recuperar la esencia de un canal que se diferenciaba del resto por un espíritu menos comercial y más transgresor. Y es precisamente en esta transgresión donde la figura de Dabiz Muñoz, el flamante cocinero tres estrellas michelín, encaja a la perfección, convirtiéndose en protagonista de la noche de los domingos.
Han sido dos años de seguimiento del chef, tanto en su día a día laboral, como en algunas facetas de su vida privada, pocas por el carácter aparentemente poco exhibicionista de Dabiz, pero sobre todo por la cantidad de horas que a diario dedica a todo lo que no sea la cocina, que son muy pocas. Un seguimiento que ha dado como fruto cuatro entregas de lo que es un largo reportaje sobre la manera de trabajar de uno de los máximos exponentes de la gastronomía española hoy en día.
La historia de Dabiz, de Diverxo, es una historia que merece la pena ser contada, como lo son tantas y tantas otras historias de trabajadores que están a la vanguardia de su sector, de trabajadores reconocidos por lo que hacen, que han conseguido superar retos personales, que representan a nuestro país con originalidad y orgullo y, aunque pueda haber cosas que no nos gustan de la persona, del concepto, de su encumbramiento en los medios o de cualquier otro aspecto de su vida, creo que su historia, la de su restaurante, la de sus estrellas, es una suficientemente rica e inspiradora como para tener su propio documental, como entretenimiento, como lo que queramos entender del programa, pero hay una historia detrás y es interesante por sí misma y además entretenida de ver.
¿Adornada? Posiblemente. ¿Con mucho injustamente olvidado por el camino? Con total seguridad. ¿Con una buena dosis de ego por parte del protagonista? Obviamente, se la ha ganado. Pero no olvidemos que se está contando una historia, no levantando acta notarial de una vida.
Muchos dirán que se trata de un publireportaje a mayor gloria del cocinero, que hay muchos como él que merecen un programa como este y no lo tienen, etc, etc, los mismos que no tendrían una palabra de crítica si el programa hubiera seguido a Gordon Ramsey, Jamie Oliver o cualquiera de las estrellas recientes de la cocina francesa, los mismos que seguramente hayan visto Jiro y hayan acabado rendidos a los pies de este increíble cocinero japonés y su diminuto local.
Aunque creo que la manera en que se ha grabado y editado esta primera entrega (y entiendo que las otras tres) podría haber sido mucho más moderna, más parecida a la cabecera del programa o al vídeo de presentación de la web del restaurante o incluso a las fotos promocionales, el conjunto resulta interesante y podría abrir la puerta a una serie de reportajes de similares características, no solo con cocineros, sino con miembros representativos de distintos sectores de la sociedad española, empresarios, deportistas, artistas. Hay material más que de sobra para hacerlo y parece que el interés por parte de la audiencia también está, pues los datos de ayer fueron muy buenos, logrando a superar a un clásico de las noches de los domingos como es El Objetivo de Ana Pastor y su más que interesante entrevista a Diego Torres.