Mi artículo de este mes en la revista Zapping Magazine
El cine, la televisión, la literatura, fuente interminable de historias, espacio en el que dar rienda suelta a la imaginación y la creatividad… o no. Y es que de un tiempo a esta parte, las grandes cabezas pensantes de la televisión, las productoras, y sus más inmediatos jefes, las cadenas, parecen haber entrado en un bucle imposible del que únicamente salen remakes literales, ideas presuntamente nuevas pero con tufillo a vuelta al pasado, o varias versiones de un mismo formato estrenadas al mismo tiempo en cadenas rivales.
Las últimas noticias en este sentido nos han sorprendido, o quizá debería decir decepcionado, con el anuncio de que el equipo de Aída prepara una comedia ambientada en un crucero, haciendo imposible no pensar en Vacaciones en el mar, o con la repesca del formato Mira quién baila, tanto en Antena 3 como en Telecinco, mientras los programas de cocina se reproducen en todas las cadenas y con todo tipo de temáticas, la más reciente niños y postres.
Podríamos pensar que se trata de la dictadura de la audiencia, que esto son cosas solo de las cadenas españolas en abierto y su bicefalia, obligadas a unos resultados mínimos y a responder ante anunciantes y espectadores con ciertas garantías y poco riesgo, pero no es el caso, las televisiones americanas también pecan de poco atrevidas: Hannibal, Bates Motel, Se ha escrito un crimen, 12 monos y así, una larga lista de productos ya conocidos que se reescriben o convierten en series.
No entraremos a juzgar la producción nacional de pago porque apenas Canal + se atreve con alguna propuesta, siempre interesante, pero tan escasa como para no resultar significativa.
En un sector con tan buenos profesionales y a menudo excelentes resultados, es una pena que la creatividad y riesgo se queden a un lado con tanta frecuencia.