Este fin de semana he tenido el placer de estar en Valencia invitada por la Consejería de Turismo para disfrutar de la tierra, la gastronomía y la amabilidad de sus gentes (y ya de paso la F1), mientras un grupo de bloggers intentábamos poner en común hacia donde va lo que podríamos llamar turismo social, ese que cada día genera información nueva sobre hoteles, destinos, medios de transporte, de la mano de los viajeros que comparten sus experiencias a través de internet.
Las posibilidades de internet han cambiado el panorama de muchos sectores, pero el del turismo es sin duda uno de los más afectados, no solo por la cantidad de información disponible, sino también por cómo ha cambiado el protagonismo de esta información. Si antes uno buscaba en revistas y guías de viajes información sobre algún destino, encontrábamos historias en las que el propio lugar era el protagonista. Sin embargo, ahora son los turistas, los aventureros, los bloggers quienes protagonizan los vídeos y fotografías que suben a la red, mostrando en primerísima persona lo que han vivido y haciendo que el espectador o lector se identifique de forma más sencilla con aquello que eventualmente querrá visitar.
Desde chicas con más de un millón de seguidores en twitter que se lanzan a vivir aventuras por todo el mundo, a otras que se han mudado a España y cuentan por qué venir a nuestro país, pasando por divertidos guitarristas que se cuelan a rascar las cuerdas en cualquier parte, o mis queridos Sonia, Victoria y Juan, no podemos negar que las posibilidades que cualquiera tiene ahora para producir y distribuir vídeo han provocado un cambio espectacular en la manera en que nos informamos sobre destinos y servicios turísticos. La producción de estos vídeos y blogs puede que no sea tan cuidada como la de National Geographic o las más afamadas guías de turismo, pero aquellos que se vuelven relevantes logran transmitir mucho más que estos en algunas ocasiones y su éxito suele ir acompañado de una excelente realización de sus piezas, con ritmo, divertidas, contando cosas que merecen la pena desde un impensable punto de vista protagonista.
Jolines, la chica esa no es que tenga más de un millón de seguidores… ¡es que le falta nada para el millón y medio! (bueno, «nada» son mil y poco seguidores… que lo diga yo, que tengo veinte, ya tiene delito xD). Qué cosas, esto de twitter es la leche…