Lo confieso, soy muy fan de las series de Bambú (como todos habréis notado ya) así que las noticias que llegaban del FesTVal hablando de las bondades de su nueva serie, Galerías Velvet, no me sorprendían en absoluto. La promo prometía mucho romanticismo y todas las imágenes que han circulado recientemente no dejaban lugar a dudas de que el sello de elegancia y buen hacer con que acostumbran a rematar sus producciones sigue dando grandes productos. Parece además que en Antena 3 hayan encontrado la horma de su zapato, una cadena en estado de gracia que no tiene miedo de hacer productos dedicados a un target más reducido, el de las mujeres, pero tan entusiasta y agradecido, que podría convertir el hogar en un matriarcado televisivo que redunde en beneficios para todos.
Y es que Galerías Velvet es, sin ninguna duda, un producto para mujeres, como lo es claramente El tiempo entre costuras y, también como aquella, con calidad y elementos suficientes para que ningún hombre salga corriendo espantado. Podemos pensar que es un riesgo hacer algo dirigido a un público tan aparentemente excluyente, sin niños riquiños, adolescentes sin camiseta o sacrificados abuelos, pero no hay más que echar un vistazo a uno solo de los datos televisivos del año para saber que, bien hecha, la comedia romántica es un caballo ganador en televisión: Pretty Woman. Emitida hasta la saciedad en TVE primero y en Telecinco después, la película romántica por excelencia de los últimos 23 años, ha sido líder de audiencia 14 de las últimas 16 veces en que ha sido emitida, compita contra quién compita. Parece que hemos tardado en darnos cuenta de que hacía falta algo así.
En este sentido, Galerías Velvet es exactamente lo que se espera de ella, sin sorpresas, pero al mismo tiempo atrevida y novedosa en su vuelta atrás en el tiempo. Y es que muchas veces insistimos en querer ver cosas nuevas, hasta el momento no inventadas, profundas y llenas de misterio cuando, en no pocas de esas ocasiones, lo atrevido es volver atrás y retomar a los clásicos, sin necesidad siquiera de reinventarlos. Y eso es lo que hace esta serie, recordarnos que hay decenas de películas de los años 60 que encandilaban con la inocencia y bondad de sus personajes, con las historias románticas de Audrey Hepburn, Doris Day o James Stewart, películas que muchos de nosotros no podemos evitar ver una y otra vez si ocasionalmente aparecen en nuestra pantalla y aprovecharse de ese sentimiento, del hecho de ser sencillo y fácil de ver, sin complicaciones.
Ambientado en 1958, el primer episodio de Galerías Velvet es la historia de un amor imposible entre una joven costurera y el heredero de unas galerías de alta costura en el centro de Madrid. Vemos la recreación de la ciudad de aquellos años, la forma de vestir de una época y de una clase social poderosa, los cambios en la sociedad, tanto en el papel de la mujer que intenta entrar en el mundo de los negocios como de los propios negocios, en este caso la alta costura, insuficiente ya para mantener un imperio textil. Cambiamos los grandes misterios por el costumbrismo y el retrato de una época, constreñida a unos grandes almacenes y todas las historias que desgrana la vida allí dentro.
Como es habitual en las series de Bambú, las caras más conocidas de la escena nacional tienen un hueco aquí, empezando por el gran José Sacristán, tan recio en su papel como lo estaba Concha Velasco de gobernanta en Gran Hotel. Aitana Sánchez Gijón, Tito Valverde, Natalia Millán, Marta Hazas, Miriam Giovanelli, Manuela Velasco, Cecilia Freire o los protagonistas Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, todos tan bien en sus papeles que hasta Silvestre, que no es un gran actor, logra encandilarnos precisamente por ser tan natural y tan imperfecto, que no puedes evitar creértelo.
La mala noticia es que la serie aún no tiene fecha de estreno y no se espera que llegue a nuestras pantallas hasta que El tiempo entre costuras haya terminado, lo que nos pone ya en 2014. Mientras tanto hilaremos la espera con lo que tenemos.