Estreno de lujo anoche de tres de las cinco piezas que componen Cuéntame un cuento, la serie de ficción de Antena 3 que, basada en los clásicos cuentos infantiles, propone una mirada nueva y moderna a los mismos, adaptándolos a nuestro tiempo y reinterpretando las palabras que por años han quedado grabadas en nuestro cerebro como unívocas e inseparables de príncipes azules y princesas de cuento.
Esta es la premisa de partida de Blancanieves, el episodio que yo elegí ver y que, protagonizado por Blanca Suarez en el papel de Blancanieves y Mar Saura en el de malvada madrastra, apuesta por jugar con nuestras certezas hasta darles la vuelta, demostrando las numerosas caras que una misma frase puede mostrar. Mientras se desarrollan los acontecimientos en el Madrid del S.XXI, una voz en off nos recuerda las palabras de la historia original, una voz que al principio resulta algo molesta, por innecesaria, porque ya conocemos el cuento, pero que al final se descubre como un juego con el espectador al que están constantemente recordando el poder que sobre el imaginario popular tiene una historia mil veces repetida.
El principal atractivo de esta colección de cuentos infantiles, cinco en total, quizá sea su selección de actores, distintos en cada cuento y muy atractivos. Caras algunas difíciles de encontrar por su elevado caché o por la dificultad de encontrar un hueco en sus apretadas agenda, como pueda ser el caso de Blanca Portillo o Blanca Suarez que, precisamente por lo breve de su participación, han sido más fáciles de congregar frente a la cámara. En otra magnitud, Los tres cerditos por ejemplo, será atractivo ver cómo el siempre chistoso Arturo Valls se mete en un papel dramático (aunque me han chivado que no es su mejor papel) y disfrutar de Víctor Clavijo y Elena Ballesteros, que sí parecen llenar sus respectivos papeles protagonistas.
En mi caso, tras el visionado de Blancanieves y pese a que la estrella del episodio es Blanca Suarez, no puedo evitar quedarme con la interpretación de Mar Saura, una estupenda mala de cuento a la que ya pudimos ver en un papel similar en aquel Ángel o Demonio que Telecinco emitió hace no tantos años. No sé si Mar tiene algún otro registro pero en este yo la compro. Necesita una telenovela ya.
En el lado menos positivo de la producción, ayer Mundoplus titulaba «El mismo cuento de siempre», al hacer referencia al constante defecto de las producciones españolas: la duración. Ellos habían visto Los tres cerditos, pero parece que ambas piezas pecaban de elementos de relleno o cierta lentitud en su desarrollo que desmerecían la calidad de un producto muy digno y, sobre todo, distinto. En este sentido, quizá sea tiempo ya de abandonar la coletilla, acostumbrados como debemos estar ya a que todas las ficciones españolas se ajusten a esas dos horas de parrilla, y pidamos de una vez por todas que guionistas y directores se adapten a un formato que en realidad es el único con el que han trabajado, pues no existen en España ficciones de menor duración. Es necesario que, por difícil que pueda parecer, dejemos de excusar la lentitud de un episodio, la falta de sustancia de alguna de sus tramas en que, en lugar de tener 50 minutos, estas series tienen 70. Son muchos minutos más a rellenar por supuesto, es complicado y hay poco presupuesto, soy muy consciente, pero hay quién lo saca adelante con maestría y profesionalidad, demostrando que se puede.
Cuéntame un cuento llega a la parrilla el próximo lunes en lugar de Top Chef, que se traslada al miércoles, donde posiblemente logre mejores datos que en la muy competitiva noche del lunes. Son apenas cinco episodios, con la dificultad de no poder fidelizar con una historia lineal que los una, pero al mismo tiempo la ventaja de no pedir al espectador más que un poco de su tiempo cada vez, sin relaciones complicadas e inciertas o compromiso de permanencia. Lo que es su principal escollo puede convertirse en una buena manera de llamar la atención, aunque cuesta pensar que los habituales de Isabel o La que se avecina dejen de seguir sus series de cabecera. No parece que sea a esos a los que aspire a convencer la cadena, no tendría mucho sentido el enfrentamiento en ese día entonces, parece más una apuesta por construir marca, por insistir en la idea de que se pueden hacer cosas diferentes y que de hecho se hacen, aunque no necesariamente tenga audiencias masivas.
Ah, y por si alguien tiene la tentación de comparar esta serie con Once Upon a Time, inevitable referencia al pensar en cuentos infantiles llevados al mundo moderno, que se la vaya quitando de la cabeza pues, por mucho que se hayan podido inspirar en un primer momento (que no lo sé, pero la coincidencia en el tiempo nos lo puede hacer pensar), nada tiene que ver el resultado final con aquella.